jueves, 7 de abril de 2011

¡¡¡¡hola aqui les dejamos imagenes pdrisimas sobre las cosas raras de la naturaleza!!!

imagenes sorprendentes

esta es una foto mpadrisima sobre el ingenio del hombre y es asombrosa ya que por medio de la foto se puede ver que es una ya que gano umn premio muy importante ya que es unica se las dejo para que la vean.

el hombre y el medio ambiente

El hombre y la naturaleza
Así, pues, no pudiendo la esencia de la nacionalidad encontrarse en una cosa natural, fuerza es resolverse a buscarla en un acto espiritual. Aquí tropezamos, pues, con el segundo grupo de teorías a que hace un instante me he referido. Son todas ellas teorías que, en efecto, reconocen la imposibilidad de definir la nación como cosa natural y la necesidad consiguiente de definirla como acto espiritual. Ahora bien, ¿cuál es ese acto espiritual en que la nación consistiría?
De entre las teorías espiritualistas de la nacionalidad entresacaremos dos, que, por la prestancia de sus autores y por la claridad de su diseño resultan adecuadísimas a los propósitos de nuestro estudio. El filósofo frances Renan se propone buscar una definición de la nación. Bien pronto, empero, se da cuenta de que los elementos naturales, como raza o sangre, territorio, idioma, no bastan a explicar los contenidos trascendentes de la nacionalidad. Entonces, como acabamos de hacer nosotros, desecha las teorías naturalistas y encamina su indagación hacia un acto espiritual. Y llega a la conclusión de que la nación es el acto espiritual colectivo de adhesión que en cada momento verifican todos los partícipes de una determinada nacionalidad. «Una nación -dice- es un plebiscito cotidiano.» Fórmula feliz, sin duda, clara, breve, contundente y que pone la esencia de la nación en el ápice íntimo de todos los corazones que la componen. En efecto, una nación es eso, la adhesión plebiscitaría que todas las almas tributan diariamente a la unidad histórica de la patria. Pero no basta con esto. Hace falta concretar algo más. ¿Sobre qué objeto recae esa adhesión de todos? Para Renan, el objeto a que el plebiscito cotidiano nacional presta su adhesión no puede ser otro que el pretérito, la historia nacional, «un pasado de glorias y de remordimientos». Nación es, pues, según Renan, todo grupo de hombres que, conviviendo juntos desde hace mucho tiempo, prestan diariamente a la unidad, que constituyen, una adhesión constante, referida a la integridad de su pasado colectivo. Según esto, la nación española, por ejemplo, sería el acto espiritual que diariamente prestamos todos los españoles -dignos de tal nombre- a nuestro pasado integral, a toda nuestra historia pretérita, es decir, a los malos como a los buenos lados, a las «glorias» como a los «remordimientos», haciéndonos solidarios de todo lo que nuestros antecesores han hecho, han pensado y han sido, inscribiéndonos en la lista infinita de esos hombres que, desde Viriato hasta hoy, constituyen una a modo de irrompible cadena.
Frente a esta teoría de Renan podemos colocar la tesis del filósofo español José Ortega y Gasset. El ilustre pensador hispano comparte con Renan la convicción de que ni la sangre, ni la raza, ni el territorio, ni el idioma, ni elemento ninguno «natural», pueden considerarse como esencia de la nacionalidad. También, como Renan, cree José Ortega y Gasset que un acto espiritual tiene que ser el que constituya la esencia de la nacionalidad. Ese acto es, por último, para el filósofo español, como para el francés, un acto de adhesión plebiscitaria que los hombres actuales tributan a la unidad de la patria. Pero la diferencia entre los dos pensadores cuyas teorías analizamos es que, para Renan, la adhesión plebiscitaría recae sobre el pasado histórico colectivo, mientras que para José Ortega y Gasset recae sobre el porvenir histórico que va a realizarse. La nación es, pues, según éste: «primero: un proyecto de convivencia total en una empresa común; segundo: la adhesión de los hombres a ese proyecto incitativo.» La idea, pues, de un futuro, que se ofrece como forma deseable y preferible de convivencia total, sería lo que, para José Ortega y Gasset, mejor definiría la esencia de la nacionalidad; pues esa esencia, que en la historia se revela siempre creadora, productora, fecunda en obras y formas nuevas, ha de ir evidentemente orientada hacia el porvenir, si ha de ser, en efecto, como siempre ha sido, propulsora de la vida social. La adhesión al pasado histórico no bastaría a explicar el dinamismo creador de la nacionalidad. Siendo ésta una forma de vida actual, tiene necesariamente que orientarse hacia el futuro, al cual se encara por definición toda vida humana.
He aquí, pues, las dos teorías más notorias del grupo espiritualista, en lo referente a la esencia de la nacionalidad. Si las examinamos en comparación una de otra, hallaremos ante todo que en muchas partes coinciden, y que donde no coinciden no son tampoco incompatibles o contradictorias. Coinciden en toda la parte que pudiéramos llamar negativa: eliminación radical de las concepciones naturalistas y necesidad de buscar la nacionalidad en un acto espiritual. Coinciden también en el carácter de adhesión colectiva que dan a ese acto espiritual. Sólo discrepan en el momento de determinar el objeto sobre el cual haya de recaer la adhesión colectiva. Ese objeto es, para Renan, el pasado; para José Ortega y Gasset es, en cambio, el futuro. Pero esta divergencia no parece, en el fondo, irreductible. La adhesión a una «empresa futura» se compadece perfectamente con la adhesión a un pasado de «glorias y remordimientos». El acto de adhesión podría tener muy bien dos facetas: la una que mirase al pasado y la otra que mirase al futuro. Así, pues, las dos teorías espiritualistas que acabamos de examinar no sólo no se oponen, sino que podrían de un modo relativamente fácil componerse en una sola teoría mas amplia y comprensiva.
El Protocolo de Cartagena, que en vigor el 11 de septiembre del 2003, fue el primer acuerdo internacional que establece la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados a través de la biotecnología moderna, es decir, regula los riesgos que implican los organismos transgénicos.
La finalidad del Protocolo de Cartagena es descartar potenciales conflictos entre las leyes de comercio y el régimen de bioseguridad global.
México forma parte de dicho protocolo junto con otros 151 países miembros y tiene como objetivo regular el movimiento transfronterizo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Desafortunadamente, no ha habido un avance sustancial en materia de bioseguridad: La siembra de transgénicos es ilegal en México, en base a la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) que está vigente.
Otros de los puntos de dicho acuerdo esta en definir el régimen de responsabilidad y compensación.
Uno de los obstáculos es que las compañías de biotecnología no están dispuestas a ceder y a verse sometidas a un régimen de responsabilidad, para proteger a quienes sean afectados por los OGM´s. Como pasa en muchas cosas en México, nadie se quiere hacer responsable de sus actos.

miércoles, 6 de abril de 2011

http://www.youtube.com/watch?v=jqPDekZhvY4
PROTOCOLO DE CARTAGENA:
El Protocolo de Cartagena, que en vigor el 11 de septiembre del 2003, fue el primer acuerdo internacional que establece la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados a través de la biotecnología moderna, es decir, regula los riesgos que implican los organismos transgénicos.
La finalidad del Protocolo de Cartagena es descartar potenciales conflictos entre las leyes de comercio y el régimen de bioseguridad global.
México forma parte de dicho protocolo junto con otros 151 países miembros y tiene como objetivo regular el movimiento transfronterizo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Desafortunadamente, no ha habido un avance sustancial en materia de bioseguridad: La siembra de transgénicos es ilegal en México, en base a la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) que está vigente.
Otros de los puntos de dicho acuerdo esta en definir el régimen de responsabilidad y compensación.
Uno de los obstáculos es que las compañías de biotecnología no están dispuestas a ceder y a verse sometidas a un régimen de responsabilidad, para proteger a quienes sean afectados por los OGM´s. Como pasa en muchas cosas en México, nadie se quiere hacer responsable de sus actos.
No me cabe la menor duda de que el problema existe y es de unas dimensiones hasta el momento desconocidas. Simplemente observando en nuestro entorno podemos detectar cambios profundos en el medio que nos rodea.
Las principales afectaciones al ambiente global, se expresan en el agotamiento de recursos naturales renovables y no renovables; en la distribución ecológica desigual del consumo de energía entre países y en la disminución de la capacidad del sistema ambiental planetario para asimilar los desechos producidos por la sociedad.
Finalmente El Medio Ambiente es la obra más grande de Nuestro Señor, es por eso que debemos cuidarla y conservarla para bien de nosotros mismos y de todos los seres vivos que habitan nuestro planeta.
La situación ecológica del planeta ocupa los primeros renglones del listado de problemas que debe comenzar a franquear la humanidad al amanecer del nuevo milenio. Oleadas de profesionales de áreas técnicas y biológicas han venido aportando elementos para tal fin, pero la premura de soluciones exige políticas ambientales sostenibles no solo para ecosistemas sino también para colectivos humanos. Teniendo en cuenta que lo ambiental se constituye en un problema social, económico y político, el conocimiento científico del mundo sociales, más que nunca, ineludible. No obstante, el quehacer del profesional de las ciencias sociales no ha sido reconocido en cantidad de instancias donde se toman determinaciones sobre asuntos ambientales, en los cuales, después de los recursos naturales, el componente social ocupa, en el mejor de los casos, un segundo o tercer renglón. Los científicos sociales tienen bastante para explorar y contribuir en aspectos relacionados con lo ecológico, por lo cual se exigen profesionales preparados mas allá de las fronteras de su propia rama. Dada la difícil situación ecológica del planeta, y tomando lo social como un componente de lo ambiental, se esbozaran algunos aspectos generales del quehacer de los científicos sociales en la gestión ambiental, como también los desafíos, limitantes y las potenciales áreas de acción al respecto.